THE MIKADO (1959)

Gilbert y Sullivan es la forma habitual como se conoce a la colaboración artística entre el libretista W. S. Gilbert (1836–1911) y el compositor Arthur Sullivan (1842–1900), en plena época Victoriana. Juntos, escribieron catorce operetas entre 1871 y 1896, de las que H.M.S. Pinafore, The Pirates of Penzance y The Mikado se encuentran entre las más conocidas.
El popular Groucho Marx, una de las mayores leyendas cinematográficas en toda su historia, fue un gran admirador de las operetas del popular dúo creativo. Unas obras muy graciosas, a menudo paródicas, que en los países anglosajones son consideradas tradicionales y cantadas en escuelas. Es algo parecido como lo que pasa con las zarzuelas en territorios de habla hispana que, por cierto, para mi gusto son muy superiores en calidad musical. Pero debido a una costumbre muy española de despreciar las expresiones artísticas nacionales nuestro género lírico está cayendo en el olvido. Algo que no ocurre con lo propio en países anglosajones.
El Mikado tuvo una versión española y otra catalana a cargo de la compañía de Dagoll Dagom a finales de los ochenta en la que Ferran Rañé recreó el personaje de Koko, el verdugo estrambótico y atribulado  del Japón Imperial. Versión que es muy superior a la presente  pese a su reparto de lujo con el propio Groucho Marx y Stanley Holloway (My Fair Lady).
Si Groucho no hubiera encabezado el reparto en la actualidad este programa de televisión grabado en un video de la época que se ha mal conservado con el paso de los tiempos que ha deteriorado cantidad sus imágenes.
Es una emisión entrañable, divertida, con buenos momentos. Groucho y Holloway llenan el espectáculo con su mera presencia. Además la hija de Groucho, Melinda Marx corre a cargo con el papel de una de las pupilas del atribulado verdugo retratado con el peculiar humor británico de Gilbert y Sullivan.
La puesta en escena es pobre, cosas de los tiempos en que la película electrónica tenían poca calidad. Se trata de una versión libre donde se han eliminado muchas canciones y partes del texto. La extrema sencillez contrasta con el popular reparto, un lujo en aquella época. Pero su ritmo no decae, resulta divertida de ver y es muy graciosa.
Una grabación de culto que a los fans de Groucho no decepcionará.

Salvador Sáinz