EL PADRINO. PARTE II (1974)

El Padrino se convirtió en un gran éxito de taquilla y ya se sabe cuando pasan esas cosas en el país del dólar, enseguida se rueda la secuela. No sólo secuela, las imitaciones, refritos y parodias inundaron las alas durante algunos años hasta hacerse obsesivos. Pero por esta vez y sin que sirva de precedente la secuela, la segunda parte, llegó a convertirse en una excelente película y para muchos la mejor de la trilogía.
Al contrario de las otras dos aportaciones, esta segunda parte no es lineal. Está contada en dos partes, una muestra la infancia y juventud de Vito Corleone (papel interpretado por Marlon brando en la precedente y por Robert De Niro en la presente, actor desconocido hasta la fecha convirtiéndose en un sólido valor el resto de su carrera). Se inicia con una infancia difícil en Sicilia, el capó de la mafia local asesina primero al padre del pequeño Vito cuando éste tenía sólo nueve años. Después al hermano mayor y finalmente a la madre, teniendo que huir para no ser asesinado.
Llegada a la isla de Ellis (Nueva York) sin saber palabra de inglés. Vito es fiel a su tierra y a su idioma hasta la edad adulta. Conocemos su ascensión en el mundo del hampa hasta convertirse en el padrino del barrio. Por una parte un padrino viola la ley con negocios ilegítimos, por otra es un defensor de su gente. Una mujer viuda con hijos es desahuciada porque su perro molesta al dueño del inmueble que lo quiere alquilar por una cantidad mayor. El padrino lo impedirá sólo con darse a conocer. El propietario traga asustado.
Para ganarse la confianza de su gente, Vito asesina a un matón (Gastone Mochin, entonces actor habitual en películas italianas)  que extorsionaba al barrio asfixiando económicamente a sus gentes. En estas imágenes descubrimos el porqué del enorme éxito de la mafia en los Estados Unidos, los italoamericanos eran un colectivo fácilmente pisoteado por la supremacía anglosajona.
Paralelamente a la historia de Don Vito joven conocemos la de su hijo Michael una vez ha conseguido convertirse en su sucesor tras la retirada de su padre.
Así nos encontramos con otra historia, las implicaciones de la mafia en la Cuba de Batista hasta la llegada de Fidel Castro que les expulsó de la isla dejándoles con una mano atrás y otra delante.
Aparte nos encontramos las típicas guerras de clanes para conservar su monopolio luchando unas contra otras como si fuese la ley de la selva quien determine cuál  es la vencedora. El más fuerte es el ganador.
Tenemos además apariciones de rostros que fueron famosos en el pasado y que en este film aparecen en cameos de toda especie como es el caso de Troy Donahue en otro tiempos famoso actor cuya carrera había caído en picado.
Más completa que la anterior entrega pero no tan redonda. Para muchos es la gema de la trilogía y una película absolutamente extraordinaria.  

Salvador Sáinz