OCHO EN FUGA (1967)


OCHO EN FUGA. Título original: Eight on the Lam. Año 1967. País: Estados Unidos. Director: George Marshall. Intérpretes: Bob Hope, Phyllis Diller, Jonathan Winters, Shirley Eaton, Jill St. John, Stacey Gregg, Kevin Brodie, Robert Hope, Glenn Gilger, Avis Hope, Debi Storm, Michael Freeman, Austin Willis, Peter Leeds. Guión: Albert E. Lewin, Burt Styler (Historia: Bob Fisher, Arthur Marx). Música: George Romanis. Fotografía: Alan Stensvold. Productora: Hope Enterprises. Duración: 107 minutos. Comedia

Una de las últimas películas protagonizadas por el cómico Bob Hope tras treinta años manteniendo el estrellato. En este film artesanal de serie se le empareja con Shirley Eaton con menos de treinta años de edad, las parejas desiguales eran típicas cuando se explotaban a los grandes divos del cine para prolongar su estrellato. A los 64 sigue siendo un galán seductor. De hecho Hope llegó a cumplir los cien años por lo que su longevidad estaba bien merecida.
Sin embargo mantenerse en cabeza de cartel durante más de tres décadas es muy difícil, máxime a esas edades y cuando no supo o no quiso adaptar su personaje a la nueva situación.
Su fórmula ya había caído en la rutina y el director  George Marshall es un artesano eficaz pero carente de imaginación. Después de esta cinta rodó Sigan a esta rubia con Elke Sommer y un desangelado Pescador pescado con un Jerry Lewis en horas bajas.
El conjunto ya produce una sensación de cansancio pero aún así Hope saca fuerzas de flaqueza y sigue defendiendo su estrella con brío. Ya no era el actor bullicioso de Rostro pálido pero sí un comediante de humor irónico acompañado por la alucinante cómica Phyllis Diller (1917–2012) recientemente fallecida.
Su humor es bonachón, sin malicia, apto para un público familiar. Un padre de familia viudo (en películas por el estilo el hombre o mujer que lo protagoniza es viudo o viuda para poder incluir una historia de amor) es acusado injustamente de desfalco de un banco en el que trabaja y se ve obligado a escapar.
Todo acabará bien porque se trata de una película sin ambición, sin ninguna sorpresa pero correcta. Su fotografía es muy luminosa como el cine de la época sin claroscuros ni sombras. Hope fiel a sí mismo defiende su estrella con autoridad demostrando quien fue y quien es todavía.

Salvador Sáinz