ORGULLO Y PREJUICIO (2005)


ORGULLO Y PREJUICIO. Título original: Pride & prejudice. Año: 2005. País: Reino Unido. Dirección: Joe Wright. Interpretación: Keira Knightley (Elizabeth Bennet), Matthew Macfadyen (Sr. Darcy), Brenda Blethyn (Sra. Bennet), Donald Sutherland (Sr. Bennet), Tom Hollander (Sr. Collins), Rosamund Pike (Jane Bennet), Jena Malone (Lydia Bennet), Judi Dench (Lady Catherine de Bourg), Carey Mulligan (Kitty Bennet), Talulah Riley (Mary Bennet). Guión: Deborah Moggach; basado en la novela de Jane Austen. Montaje: Paul Tothill. Vestuario: Jacqueline Durran. Música: Dario Marianelli. Fotografía: Roman Osin. Producción: Tim Bevan, Eric Fellner y Paul Webster. Diseño de producción: Sarah Greenwood. Duración: 127 min.

Jane Austen (Steventon, Inglaterra, 16 de diciembre de 1775 – Winchester, Inglaterra, 18 de julio de 1817) fue una destacada novelista británica que vivió durante el período de la regencia. La ironía que emplea para dotar de comicidad a sus novelas hace que Jane Austen sea contada entre los "clásicos" de la novela inglesa.  El interés que la obra de Jane Austen sigue despertando hoy en día muestra la vigencia de su pensamiento y la influencia que ha tenido en la literatura posterior


Orgullo y prejuicio, la película de Joe Wright, muestra una época de Inglaterra que está perfectamente recreado tanto en la novela original de Jane Austen como en la película misma a pesar, o tal vez, gracias a que el paso del tiempo la sociedad actual haya superado los anhelos y costumbres de aquella época ya remota.
Austen, escritora de éxito en su época y un “clásico” en la actual ha recibido duras críticas por parte de los colectivos feministas por la razón de que muestra unos prototipos de mujer que en la actualidad son considerados negativos. Es decir, Austen en la novela y Wright en la película, cuentan una historia de una familia modesta que viven arrendadas y que pueden ser desahuciadas en cualquier momento. Un padre, una madre casamentera y sus cinco hijas por casar. Con una lectura más correcta, se podría obtener una lectura mucho más positiva que la que se le ha dado porque muestra una realidad de finales del siglo XVIII y principios del XIX, época que en Francia estalló la famosa Revolución Francesa y sus consecuencias. Un punto de inflexión en la historia en que algunas costumbres comenzaron a ser modificadas.
No se puede reflejar lo que no existe. Una cosa es el mundo tal como es y otra muy distinta tal como nos gustaría que fuere.
En aquel tiempo la única salida profesional de la mujer, acomodada o de clase media baja era el matrimonio porque en caso contrario estaba abocada a la miseria. Las mujeres en aquel tiempo no tenían oficio, no podían ser doctoras, obreras, ni ejercer cualquier otra profesión salvo que fueran de clase humilde y se dedicara al servicio doméstico. Las ideas feministas eclosionaron tiempo después. La obra que aludimos nos enseñan cómo era la vida antes de dicha eclosión.
En este sentido, la película de corte preciosista, con una fotografía muy cuidada y un estilo refinado, muestra la alienación femenina de aquel tiempo. La ironía de la autora es bien patente. Una clase social, la más pudiente que es clasista y desprecia a las más humildes considerándolas “inferiores” es mostrada con toda ferocidad como superficial y antipática.
La madre de las cinco hijas Bennett es un ser completamente grotesco y ridículo empecinada en casar sus hijas aunque éstas no lo deseen y con parejas que no son de su agrado.
Pero trama central se centra en una historia de amor y desamor. Dos personas que quedan prendadas no más verse en un baile, en aquella época la única posibilidad de conocerse, una es un acomodado caballero inglés Mr. Darcy (Matthew Macfadyen) un joven estirado con expresión grave y en cierto modo de carácter huraño. La otra es una de las cinco hermanas Bennett, Elizabeth (Keira Knightley), que juzga con precipitación a su pretendiente hasta descubrir que no es tan lamentable como se creía.
Conocemos pues las contradicciones de la época,  ese juego del gato y ratón de dos personas que se aman pero que no se atreven a admitirlo. Un malentendido puede provocar que una unión se aborte y que dos personas se distancien  renunciando a su felicidad por no saberse comprender a causa de su superficialidad.
Vemos el desespero de algunas jóvenes cuando la juventud se les va y aún no han conseguido marido aceptando cualquier oportunidad aunque ésta carezca de atractivos.
Joe Wright se distingue por una realización impecable, muy bien cuidada, con una fotografía hermosa. Lo que antes se podría definir como formalismo puro. Capta el carácter de la época a la perfección, apoyando el peso más importante en el trabajo interpretativo de Keira Knightley, muy alejada de su serie Piratas del Caribe.
La actriz esta llamada a convertirse en la gran diva del cine inglés con películas como la presente y la nueva versión de Anna Karenina rodada recientemente y a punto de estreno bajo dirección una vez más del pulcro Joe Wright.
No es lo mismo rodar cine alienante que mostrar una sociedad alienada, tal como piensan algunos y algunas, que se creen que al poner en escena personajes escasamente positivos en ya de por si negativo. Pero la realidad es mucho más compleja. Esas cinco hermanas de risa fácil, a veces irritante, son ejemplos de una forma de entender las relaciones humanas que el tiempo ha superado afortunadamente. Nos guste o no, aquella época fue como fue. La historia no se puede cambiar y escribirla a nuestro gusto como suelen hacer algunos políticos y sus acólitos porque es intentar engañar a los ciudadanos cuando en realidad sólo se engañan a sí mismos.  

Salvador Sáinz