20.000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO (1954)


20.000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO. Título original: 20,000 Leagues Under the Sea. Año 1954. Pais: Estados Unidos. Director: Richard Fleischer. Intérpretes. Kirk Douglas (Ted Land), James Mason (Capitán Nemo), Paul Lukas (Prof. Pierre Aronnax), Peter Lorre (ayudante), Robert J. Wilke (primer marinero del Nautilus), Ted de Corsia (Capt. Farragut), Carleton Young (John Howard), J.M. Kerrigan (viejo Billy), Percy Helton (conductor), Ted Cooper (marinero 'Lincoln'). Guión: Earl Felton (Novela: Julio Verne). Música: Paul Smith. Canción: "A Whale of a Tale": Letra de Norman Gimbel, música de Al Hoffman. Fotografía: Franz Planer. Walt Disney Productions. Duración: 127 minutos. Fantástico. Aventuras | Aventuras marinas. Submarinos
1954: 2 Oscars: Mejor dirección artística, efectos especiales.

Veinte mil leguas de viaje submarino (Vingt mille lieues sous les mers) es una de las obras literarias más conocidas del escritor francés Julio Verne. Se dio a conocer en la Magasin d'Éducation et de Récréation («Magazín de ilustración y recreo») desde el 20 de marzo de 1869 hasta el 20 de junio de 1870. En ella conocemos al personaje del Capitán Nemo del que nos dan pocos datos pero que reaparecerá años después en La isla misteriosa. El capitán Nemo (del latín nemo, nadie), es un hombre culto y refinado que manifiesta un odio profundo hacia una perversa nación que no cita y que resulta ser Inglaterra, dedicando su vida a luchar contra ella. Su nombre es Nemo, que quiere decir Nadie, el nombre que Ulises le da al cíclope Polifemo en La Odisea de Homero. Su misterio es desvelado en La isla misteriosa: es en realidad el príncipe Dakkar, hijo de un rajah (rey) indio y sobrino de Tipu Sahib, personaje real. El ficticio capitán Nemo es un agonista educado en Europa, pero fiel a sus raíces indias, alberga un odio feroz hacia Inglaterra, que ha esclavizado a su pueblo y asesinado a su mujer y a sus hijos. Tras la rebelión de los cipayos (1857), decidió construir en secreto el submarino Nautilus, que había diseñado para expediciones científicas, en una isla desierta. Desde entonces recorre los mares con una tripulación de diferentes países, que le guarda lealtad absoluta.
Este personaje siempre ha necesitado un excelente actor y en este caso ha recaído en James Mason, pero nunca olvidaremos ni a Lionel Barrymore ni a Herbert Lom  en sus creaciones en sendas adaptaciones de La isla misteriosa, el primero en 1929 aunque aparece con su verdadero nombre Dakkar, y el segundo en 1961, ambas excelentes.
Otros intérpretes del personaje fuerpn: Allen Holubar, Thomas Mitchell, Robert Ryan, Michel Le Royer, Omar Sharif, Len Carlson, Vladislav Dvorzhetskiy, José Ferrer, William Woodson,  Akio Ohtsuka, Héctor Cantolla, David Coburn, John Bach, Adam Wylie, Michael Caine, Naseeruddin Shah, Patrick Stewart, Sean Lawlor, William Morgan Sheppard y Hugh Bonneville entre otros que haya olvidado o no encuentre referencias.

La película de Richard Fleischer, entonces un joven director de escasa experiencia, es tal vez la mejor adaptación de Julio Verne a la gran pantalla junto La vuelta al mundo en 80 días de Michael Anderson, y las dos versiones de La isla misteriosa ya mencionadas, la de 1929 con tres directores de postín (Lucien Hubbard, Benjamin Christensen y Maurice Tourneur) y la de 1961 con los efectos del gran Ray Harryhausen. Tal vez para llevar a un mago al mundo del cine sea necesario ser otro mago, sólo genios como el mentado Harryhausen y Walt Disney estén capacitados para ello.
Porque este 20.000 leguas de viaje submarino tiene un toque especial. Aunque Disney le haya añadido algunos toques de humor, esa canción que canta Kirk Douglas (A Whale of a Tale) o la secuencia de la cena junto al capitán Nemo con leche de ballena (¿cómo diablos habrán ordeñado a una ballena?) y huevas de pulpo.
No olvidemos la secuencia de Nueva Guinea en la que Douglas es perseguido por unos caníbales que tratan de invadir el Nautilus recibiendo leves descargas eléctricas, secuencia que en su proyección en salas provocaba gran hilaridad y que actualmente son consideradas “políticamente incorrectas”.
Pero la película tiene otro tono cuando aparece el capitán Nemo, un ser resentido y en apariencia violento. Las primeras imágenes del Nautilus en la que dos ojos brillantes, luminosos sobresalen en las aguas avanzando a gran velocidad y embistiendo buques de guerra son sobrecogedoras.
Nemo (el príncipe hindú Dakkar) actúa por venganza contra un Imperio que ha esclavizado y colonizado a su pueblo hundiéndole en la miseria. En otras palabras, Nemo no es un sabio loco como el doctor Mabuse y los malos de los primeros filmes de James Bond (Dr. No, Goldfinger) que son genios de un mal metafísico, nos encontramos aquí ante una especie de terrorista o guerrillero que lucha por unos ideales políticos aunque nos es descrito como un personaje de ideas confusas.
El ingenioso creador del Nautilius, hombre dotado de una inteligencia excepcional, en sentido político tiene unas ideas irracionales. Confunde la Humanidad entera con el Imperialismo que sólo busca beneficiarse del sufrimiento ajeno, un mal que en la actualidad está vigente bajo otras formas. Nos habla vagamente de una nación enemiga, como apunto más arriba, sin tener en cuenta de la misma está dividida en clases y que son las más pudientes las que organizan esas acciones que tanto reprueba.
En fin, como discurso político, Nemo carece de lucidez intelectual mientras que es capaz de inventarse un submarino cuando los sumergibles no existían.
Claro está que los magos Verne y Disney políticamente eran dos ingenuos, por lo que sus valores están en el campo de la fantasía y la imaginación.
Como obra cinematográfica la película de Richard Fleischer (hijo de Max Fleischer, rival de Disney en el campo de la animación, creador de las series Betty Boop y Popeye) es un indiscutible ejercicio de narración que en su día sorprendió a propios y extraños porque la técnica, actualmente superada, en su época fue novedosa. En la actualidad todavía divierte gracias a su habilidad como director todoterreno con una filmografía larga y variada que se merece una revisión.

Salvador Sáinz