LOS NIBELUNGOS: LA MUERTE DE SIGFRIDO (1924)


LOS NIBELUNGOS: LA MUERTE DE SIGFRIDO. Título original: Die Nibelungen: Siegfried (Siegfrieds Tod) (Die Nibelungen - Teil I). Año 1924. País: Alemania. Director: Fritz Lang. Actores: Gertrud Arnold (Rey Uther), Margarete Schön (Krimilda), Hanna Ralph (Brunilda), Paul Richter (Sigfrido), Theodor Loos (Rey Gunther), Hans Carl Mueller (Gernot), Erwin Biswanger (Giselher), Bernhard Goetzke (Volker von Alzey), Hans Adalbert Schlettow (Hagen Tronje), Hardy von Francois (Dankwart), Georg John (Mime, el herrero / Alberich, el nibelungo), Frida Richard (Die Runenmagd), Yuri Yurovsky (El sacerdote), Iris Roberts (Der Edelknabe), Guión: Fritz Lang, Thea von Harbou. Música: Silent Movie (Música adicional: Gottfried Huppertz). Fotografía: Carl Hoffmann, Günther Rittau, Walter Ruttmann (B&W). Productora: UFA (Universum Film AG). Duración: 143 minutos. Fantástico. Aventuras. Drama | Expresionismo alemán. Cine mudo. Espada y brujería

El Cantar de los nibelungos (en alemán Nibelungenlied) es un poema épico de la Edad Media, escrito sobre el siglo XIII, anónimo, de origen germano. En el mismo se mezclan hechos históricos con leyendas de origen germano, convirtiéndose en un canto épico de la Gran Alemania y del nacionalismo alemán. Un canto épico equivalente al Cantar de mío Cid en España y el Cantar de Roldán en Francia. El compositor alemán Richard Wagner se inspiró en alguna medida en este poema épico y en la tradición mitológica germánica y nórdica para componer la tetralogía operática Der Ring des Nibelungen ('El anillo del nibelungo').

El rodaje de Los nibelungos en dos partes disponía de toda clase de medios para la época, dos filmes que en su día transcendieron a la mera producción de trucos o género fantástico por verse una premonición de los acontecimientos que una década después asolaron Alemania y el resto de Europa.
Friedrich Christian Anton Lang, conocido como Fritz Lang (Viena, 5 de diciembre de 1890 – Los Ángeles, 2 de agosto de 1976), dio lo mejor de sí mismo en esta adaptación de las leyendas germánicas que provocaron entusiasmo en su país, sobre todo en el incipiente partido nazi que creyó ver en él las grandes virtudes de la raza aria. Cuando Adolf Hitler fue nombrado canciller de Alemania, el ministro de propaganda Doctor Goebbels llamó a Lang a su despacho para pedirle que ruede las grandes películas propagandísticas del nuevo régimen. Éste respondió “no puedo, soy judío”, “nosotros decidimos quién es judío y quien no” sentenció el propagandista Goebbles.
El guión del propio Lang y de su entonces esposa Thea von Harbou, quien abrazó la causa del nacionalsocialismo, son fieles a las leyendas originales, al cantar de gesta que nosotros estudiábamos en la escuela cuando éramos niños, y de ambas partes yo prefiero la primera.
La primera es mucho más mítica y más romántica, Sigfrido templa su espada en una forja y se enfrenta al dragón. El dragón entonces era una proeza técnica, no se había inventado la tecnología digital del cine actual y por ese motivo en la actualidad se ve rupestre. Pero en su época causaban asombro.
Al carecer de sonido todo la expresividad se basa en el gesto. El argumento, pese a estar basado en leyendas germánicas, a veces nos resulta infantil. Excesivamente ingenuo. Parte de su mitificación es debida a las circunstancias históricas y al hecho de que el Expresionismo Alemán es un fenómeno mitificado. Pero siempre debemos tener en cuenta el país que lo vio nacer y sus circunstancias.
La muerte de Sigfrido nos habla de nobleza, de traición y de mentiras, las mentiras que son utilizadas por el rey Gunther para desposarse con Brunilda, una marimacho que habita en Islandia en un reino habitado por mujeres, y que desencadenan toda la tragedia posterior.
El gesto de los actores, la puesta en escena, los cuidados planos fotográficos suponen lo mejor, lo más brillante de la filmografía de Lang en aquellos tiempos.
Es inolvidable la secuencia en la que Sigfrido llega al reino de los nibelungos donde será atacado por  Alberich, el rey de los enanos, al que dará muerte pero éste le entrega un manto que le convierte en invisible. Los enanos guardianes del tesoro que se convertirán en piedra.
La parte de Burgundia es memorable, el viaje a Islandia para vencer y desposar a la reina Brunilda quien sembrará el mal  en la corte provocando la tragedia final.
Todo un festival visual, Fritz Lang nos ofrece una de las mejores películas de la historia.

Salvador Sáinz

LOS NIBELUNGOS: LA VENGANZA DE KRIMILDA(1924)


LOS NIBELUNGOS: LA VENGANZA DE KRIMILDA. Título original: Die Nibelungen: Kriemhilds Rache (Die Nibelungen - Teil II). Año 1924. País: Alemania. Director: Fritz Lang. Actores: Margarete Schön (Krimilda), Gertrud Arnold (Rey Uther), Theodor Loos (Rey Gunther), Hans Carl Mueller (Gernot), Erwin Biswanger (Giselher), Bernhard Goetzke (Volker von Alzey), Hans Adalbert Schlettow (Hagen Tronje), Hardy von Francois (Dankwart), Yuri Yurovsky (Sacerdote), Iris Roberts (Der Edelknabe), Rudolf Klein-Rogge (Rey Atila), Georg John (Slaodel, sein Bruder), Hubert Heinrich (Werbel, der Spielmann), Rudolf Rittner (Rüdiger von Bechlarn), Annie Röttgen (Dietlind, seine Tochter). Guión: Fritz Lang, Thea von Harbou. Música: Silent Movie (Música adicional: Gottfried Huppertz). Fotografía: Carl Hoffmann, Günther Rittau, Walter Ruttmann (B&W). Productora: UFA (Universum Film AG). Duración: 143 minutos. Fantástico. Aventuras. Drama | Expresionismo alemán. Cine mudo. Espada y brujería

La segunda parte de las leyendas germánicas tras la muerte de Sigfrido, su esposa clamará venganza sin que nadie la escuche basados en un incomprensible pacto de lealtad entre el rey Gunther y el criminal  Hagen Tronje al que se protege y encima se trata a la viuda como si fuese el eje del mal. Pero el rey de los hunos, Atila, Etzel según las leyendas germánicas, se quiere desposar con ella y Krimilda abandona la corte de Burgundia en la que es desdichada.
El punto de vista moral de la película es desconcertante. Se alaba la “nobleza” de un villano que asesina a traición y mata niños de corta edad. El argumento habla del alma alemana porque los caballeros de Burgundia son leales al criminal y se les alaba por ello.
La corte de Atila es mostrada como un lugar demoniaco. Un punto de vista muy ario. Son barbaros y por ende todos muy feos, de modales toscos y carentes de nobleza.
Los hunos asedian Roma aunque la corte de Burgundia parece pertenece a la Edad Media.
En toda la parte final Krimilda dará muerte a todos sus enemigos, sus familiares. La lucha es dura, terrible.
La película en su día entusiasmo a los miembros del incipiente Partido Nazi alemán, aunque es considerado una joya del expresionismo yo sigo prefiriendo el romanticismo de la primera parte. Me parece mucho mejor construida.La venganza de Krimilda es muy áspera y las motivaciones de los personajes muy difíciles de entender. Son muy germanos y poco compensables para el resto de la humanidad.

Salvador Sáinz