EL CASERIO (1972)


EL CASERIO. Año 1972. País: España. Director: Juan de Orduña. Actores: Paca Gabaldón, José Moreno, Armando Calvo, Antonio Durán, Teresa Hurtado, Roberto Camardiel, José Franco, Valentín Tornos. Voces: Ramón Alonso, Adelardo Curros, Carlo del Monte, Pedrín Fernández, Elena Guadaño, Dolores Pérez, Enrique del Portal, Luis Sagi Vela, Rosa Sarmiento, Toni Soler. Guión: Jesús María de Arozamena, Guillermo Fernández Shaw. Música: : Jesús Guridi. Fotografía: : Federico G. Larraya. Televisión Española. Duración: 103 minutos. Musical. Zarzuela

Jesús Guridi Vidaola (Vitoria, 25 de septiembre de 1886 - Madrid, 7 de abril de 1961) fue un compositor español. Entre sus obras destacan El caserío, Diez melodías vascas y Amaya. El caserío es una zarzuela de principios del siglo XX escrita por Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, con música de Jesús Guridi. Se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 11 de noviembre de 1926. En los años sesenta Televisión Española deseaba resucitar las zarzuelas como si fuesen un musical de Broadway a la española y por ese motivo encomendó al director de cine Juan de Orduña (nacido en Madrid; 27 de diciembre de 1900 – fallecido en Madrid; 3 de febrero de 1974) la tarea de convertir en imágenes cinematográficas las obras elegidas del llamado género chico.
El director de Locura de amor (1948) y Agustina de Aragón (1950) se puso manos a la obra, pese a que en su día las zarzuelas filmadas tuvieron mucho éxito en la actualidad se ven desfasadas no por la calidad de su música o de sus textos, sino por la torpeza de su director que coloca zooms a destajo y sin venir a cuento, su nula dirección de actores y la falta de expresividad de los mismos.
En estas películas no se plantea mínimamente la adaptación de unos textos creados para la escena a un lenguaje visual completamente distinto. Esos coros y danzas que aparecen de improviso sin venir a cuento, la desmesura de sus movimientos de cámara que hasta producen mareo.
Es una lástima que en España se haya dejado morir la zarzuela porque es un genero con obras de excelente calidad, sobretodo la presente con la composición genial del maestro Guridi. El libreto presenta algunas contradicciones, sobre todo a ojos del público moderno. El personaje central, un indiano rico cuarentón es considerado un “viejo” para desposarse a sus años, tratándole de depravado. Una reacción que en la actualidad es considerada inadmisible.
Conocemos, aunque parcialmente, las costumbres de la Euskadi de hace más de un siglo. Un País Vasco conservador, religioso, siempre dispuesto a beber su txacolí y su sidra en la taberna. Por cierto no beben los famosos txiquitos bilbaínos.
En aquel tiempo era costumbre que algunos vascos se fueran hacer las Américas muy jóvenes hasta hacer fortuna. Entonces regresaban a su aldea ricos y solteros en su mayor parte. Otros fracasaban como mencionan en la zarzuela que nos ocupa.
Los indianos ricos volvían al pueblo ya maduros. Al haber dedicado todas sus energías a situarse y crear riqueza, no habían tenido tiempo para casarse y buscaban mujeres de su aldea para compartir con ellas su fortuna. Al estar casadas las damas de su edad, eran presa fácil de las más jóvenes, a veces eran sus propias sobrinas que veían así la oportunidad de marcharse de su terruño e iniciar una vida mejor, mucho más cómoda, en el otro lado del Atlántico aunque compartieran su vida con un esposo de mayor edad que ellas. Así todos se sacrificaban por la fortuna. Los hombres en crearla que lleva muchos años conseguirla, y las chicas al desposarse con ellos se ahorran esos años de lucha tan ingratos. Es como si atajaran el camino para situarse y alcanzar una buena posición.
El caserío, en la parte positiva, refleja el ambiente de aquel País Vasco de hace más de un siglo con procesiones de santos en medio de balcones engalanados con banderas españolas (monárquicas, por supuesto), una imagen inconcebible en la actualidad. Es como si retrocediéramos en el pasado para conocer un país étnico de pelotaris, txistularris, taberneras marimandonas, orondos curas que se apuntan a cualquier banquete y secretarios del ayuntamiento venidos de tierras lejanas.
La obra se merecería una versión cinematográfica mucho más solida, porque la partitura de Jesús Guridi es bellísima aunque en la actualidad las nuevas generaciones le hayan dado la espalda injustamente.

Salvador Sáinz