EL DESFILE DEL AMOR (1929)


EL DESFILE DEL AMOR. Título original: The Love Parade.Año: 1929. País: Estados Unidos. Director: Ernst Lubitsch. Reparto: Maurice Chevalier (Conde Alfred Renard), Jeanette MacDonald (Reina Louise), Lupino Lane (Jacques), Lillian Roth (Lulu), Eugene Pallette (Ministro de la Guerra), E. H. Calvert (Sylvanian ambassador), Edgar Norton (Maestro de Celermonias), Lionel Belmore (Primer Ministro), Ben Turpin. Guión: Guy Bolton, Ernest Vajda (Obra: Jules Chancel, Leon Xanrof). Música: W. Franke Harling, John Leipold, Oscar Potoker, Max Terr. Fotografía: Victor Milner (B&W). Paramount Pictures. Duración: 107 minutos. Comedia. Romance. Comedia romántica

Un reino imaginario, centroeuropeo, en el periodo de las dos guerras mundiales, es el escenario del primer filme sonoro del gran cineasta berlinés Ernst Lubitsch (n. Berlín; 28 de enero de 1892 - f. Los Ángeles, California; 30 de noviembre de 1947) quien tras una larga carrera en Alemania y posteriormente en Hollywood consigue uno de sus mayores éxitos comerciales con esta opereta protagonizada por Maurice Chevalier y la excelente soprano Jeanette MacDonad que debutó en la gran pantalla con este título.

Visto hoy puede considerarse un filme retrógrado, misógino y machista que se salva por la calidad de sus intérpretes y el gran talento de su director. La escena de apertura, en la que chevalier canta a sus conquistas femeninas de Paris es genial. Primero canta el noble, después su criado (Lupino Lane) y finalmente su perro ladrará ante el desconsuelo de las perras de los alrededores en un alarde de ingenio y humor.
He dicho que el argumento puede resultar machista y evidentemente lo es. Una reina de un país imaginario debe contraer matrimonio por razones de estado, el elegido es el seductor Chevalier, por supuesto, ya que en aquella época le daba papeles de galán.
Toda la trama posterior trata de la gran humillación que sufre el marido que se ve degradado en la vida conyugal al papel silencioso de comparsa de su esposa, la reina.
Es decir, que se invierten los papeles tradicionales, por lo que el hombre ve que su poder ancestral es ninguneado, convertido en un cero a la izquierda y en una figura decorativa sólo apta para llenar páginas de cotilleos y marujeos descerebrados.
Lubitsch sabe sacar partido de la situación aunque las ideologías de la época no le dejaron ir más lejos. Con todo sale airoso del trance a pesar de un final acomodaticio y conservador.
Tenemos también la pareja cómica, Lupino Lane y Lilian Roth, un prodigio de gracia, buen hacer con sus intervenciones jocosas.Un bello espectáculo que en su día marcó época, eran las primeras películas habladas y el público de la época alucinaba al poder escuchar las voces de los intérpretes.

Salvador Sáinz