PARIS, PARIS (2008)


PARIS, PARIS. Título original: Faubourg 36 (Paris 36). Año: 2008.Países: Francia, Alemania y República Checa. Dirección y guión: Christophe Barratier. Reparto: Gérard Jugnot (Pigoil), Clovis Cornillac (Milou), Kad Merad (Jacky), Nora Arnezeder (Douce), Pierre Richard (Sr. TSF), Bernard-Pierre Donnadieu (Galapiat), Maxence Perrin (Jojo), François Morel (Célestin), Élisabeth Vitali (Viviane), Eric Naggar (Grevoul), Eric Prat (Tortil). Guión: Christophe Barratier, Julien Rappeneau (Historia: Frank Thomas, Jean-Michel Derenne, Reinhardt Wagner). Producción: Jacques Perrin y Nicolas Mauvernay. Música: Reinhardt Wagner. Fotografía: Tom Stern. Montaje: Yves Deschamps. Diseño de producción: Jean Rabasse. Vestuario: Carine Sarfati. Estreno en Francia: 24 Sept. 2008. Estreno en España: 8 Abril 2009. Coproducción Francia-Alemania; Galatée Films / CNC / Canal + / TPS Star / France 2 Cinéma / France 3 Cinéma / Logline Studios / Novo Arturo Films / Constantin Film Produktion / Blue Screen Productions. Duración: 105 minutos. Musical. Comedia. Teatro. Melodrama

París, París es un filme basado en la nostalgia de las antiguas variedades o varietés francesas. La época del Front Populaire, de Léon Blum, de la lucha obrera (algo que parece no estar de moda pese a la crisis económica que estamos padeciendo), los desengaños amorosos (eso sí que siempre está de moda), el caciquismo y la derecha rancia, algo que no inventaron los españoles ni mucho menos.
Ese mundillo parisino previos a la Segunda Guerra Mundial, a la invasión nazi y el colaboracionismo. Christophe Barratier saca lo mejor de sí mismo en su mirada hacia esa época al que la distancia en el tiempo ha mitificado tal vez muy apresuradamente. Es algo que aquí nos pasa con los políticos de la segunda república española o de la Generalitat de Macia y Companys,  al que el tiempo ha convertido en leyendas intocables.
La acción pasa en una antiguo teatro de variedades, arruinado por un pérfido hampón del barrio, al que los trabajadores hartos de esperar tiempos mejores se deciden sacarlo a flote en sistema autogestionario. También algo muy habitual en aquel tiempo.
Conocemos las variedades de la época, aunque Francia nunca fue una potencia musical lejos del cancán, Edith Piaf o Maurice Chevalier. París no es Viena, ni Londres, ni Madrid, ni Barcelona. La Ciudad Luz brilla mejor en otros menesteres.
Sin embargo la visión que da es agradable, simpática, entrañable. Nos reencontramos con Pierre Richard, antiguo cómico galo que hace varias décadas era estrella indiscutible de la pantalla francesa, y con Gérard Jugnot de éxito más reciente. Faubourg 36 es el nombre del teatro, en realidad una dirección situada en un barrio, calificado como “El Barrio” de París poblado por gentes que nunca salen de él, ni siquiera para visitar otros enclaves de su bella y romántica ciudad.
La película es entrañable, hermosa, produce placer verla. Si los franceses tuvieran mejores músicos la película sería perfecta, un clásico del cine musical. Pero en realidad, y no se pretende más, queda en unos recuerdos memorables, entrañables, de una época que ya no volverá, que pertenece al pasado del que se tiene gran nostalgia pero que esconde también mucha miseria, paro y corrupción.
El estilo rezuma optimismo, cuando se produjo la crisis actual no había siquiera empezado, y en cierto modo su discurso es un revulsivo ante el conformismo, el derrotismo, la atonía de los tiempos actuales.
Los trabajadores del teatro se rebelan, se convierten en empresarios para convertir las bambalinas en un negocio productivo que les dé de comer en vez de compadecerse a sí mismos y de pasarse el día bebiendo en el bar, tal como hacen en tiempos presentes los ciudadanos de nuestros acobardados lares.
Un buen ejemplo de cine francés, naturalista y natural. Un intento de mostrar las cosas tal como son sin grandes artificios. Una bella película altamente recomendable.

Salvador Sáinz