LAS CALLES DE NUEVA YORK (1931)


LAS CALLES DE NUEVA YORK. Título original: The Sidewalks of New York. Año: 1931. País: Estados Unidos. Director: Jules White y Zion Myers. Reparto: Buster Keaton (Harmon), Anita Page (Margie), Cliff Edwards (Poggle), Frank Rowan (Butch), Norman Philips jr. (Clipper), Frank La Rue (sargento), Oscar Apfel (juez), Sid Taylor (Malonney), Clark Marshall (Lefty). Argumento y guión: George Landry y Paul Gerald Smith. Diálogos: .: Robert E. Hopkins y Eric Hatch. Fotografía: Leonard Smith. Decorados: Cedric Gibbons. Montaje: Charles Hochberg. Música: Domenico Savino. Productor: Larry Weingarten. Buster Keaton Productions para Metro Goldwyn Mayer. Duración: 75 minutos. Comedia, drama social, Nueva York, Slapstick

Los datos que tenemos de esta película son contradictorios. En algunas fuentes nos hablan como de un gran fracaso comercial, pero en otras se nos dice precisamente lo contrario. Las calles de Nueva York fue la película de Buster Keaton para la Metro más taquillera, obteniendo unas ganancias de 800.000 dólares de la época.
Keaton no habla bien de esta cinta que al parecer no era de su agrado. Se la impuso Larry Weingarten, el cuñado de Irving Thalberg, su productor impuesto por la productora del león.
De hecho comprendemos el resentimiento de Keaton respecto a este film, en la Metro se veía sometido a una disciplina de estudio, no tenía ni voz ni voto para elegir los guiones de sus películas y las comedias que rodó para la productora se apartaban de su personal estilo.
Las calles de Nueva York es muy diferente al cine que rodó años atrás cuando era un cineasta independiente. Sin embargo, a pesar de todo, consideramos que su apreciación es algo injusta.
No estamos para nada ante una mala película, sino todo lo contrario. Es uno de sus trabajos más conseguidos dentro de la Metro y del pesado engranaje del cine sonoro de la época.
Keaton jamás se adaptó a la productora porque su estilo de rodar era completamente diferente. Con unos planes de rodaje distintos. Como productor independiente podía rehacer o improvisar la película si lo consideraba oportuno, pero en la Metro debía de seguir a rajatabla un plan de rodaje y ajustarse a unos presupuestos.
Además las productoras tienen otros intereses, muchas veces ajenos a los artísticos, que son naturalmente los económicos. La taquilla no manda, impera. Lo que más les interesa, y eso es comprensible, la rentabilidad económica del producto. Al fin y al cabo el cine es un negocio tanto si nos gusta reconocerlo como si no.

Las calles de Nueva York pertenece a esa categoría de películas llamadas de drama social con una juventud callejera y conflictiva. Spencer Tracy triunfó precisamente con una película de este tema, Forja de hombres (1938) y su secuela La ciudad de los muchachos (1941). La película que nos ocupa es anterior a las citadas, pero más modesta de producción pese a que Keaton en aquel tiempo gozaba de un status de estrella importante sus películas no eran suficientemente mimadas.
Las calles de Nueva York y Doughboys son sin ninguna duda sus mejores talkies para la Metro. El resto de la producción sonora es muy deficiente, siendo Free and Easy la menos mala del conjunto. Yo considero el presente título muy superior al citado en último lugar.
La historia es bien sólida, un millonario se convierte en filántropo por amor. No es una película redonda porque falta trabajar más la parte cómica, pero en absoluto es desdeñable.
Tiene buenas escenas como el combate de boxeo mediante el cual el millonario se gana el favor de los muchachos descarriados.
Una película a favor de la reinserción social de una juventud perdida, marginada del sistema.
Las calles de Nueva York hubiera merecido mayor atención de la que se ha recibido y el tiempo nos demuestra que no era el bodrio que se nos ha descrito.
En Las calles de Nueva York y Doughboys, el papel de amigo lo interpreta Cliff Edwards, el famoso Ukelele Ike de la época y la voz de Pepito Grillo en la versión inglesa de Pinocho de Walt Disney. Como complemento de Keaton funcionaba mejor que Durante.
Curiosamente el cómico de la cara de palo repite aquí su número de travesti en la representación teatral, al igual que la danza apache de Doughboys. Un recurso cómico habitual en la época, vestirse con ropas femeninas. Lamentablemente fue el fin de Keaton, en la siguiente película se le emparejó con Jimmy Durante, un cómico que se creía iba a ser genial pero que no funcionó en cine. Sus siguientes comedias con esta pareja fueron auténticos crímenes artísticos.

Salvador Sáinz