En 1975 tanto Blake Edwards como Henri Mancini y Peter Sellers estaban en un momento crítico de sus respectivas carreras. Edwards, casado con Julie Andrews, no tuvo suerte con las películas que rodaron juntos en aquel tiempo, Darling Lily y La semilla del tamarindo pincharon por lo que su carrera estaba en punto muerto.
En cuanto a Peter Sellers que consiguió un éxito importante con la primera entrega de La Pantera Rosa y El nuevo caso del Inspector Clouseau, que datan de 1963 y 1964 respectivamente, era una persona inestable que profesionalmente era un genio pero también caía en el divismo convirtiendo sus rodajes en un infierno. Sus películas tenían poco éxito comercial y la industria le estaba dando la espalda cuando se decidió volver al personaje que le había encumbrado, el inspector Clouseau, en tres películas que fueron grandes éxitos de taquilla y en donde se reverdecieron sus marchitos laureles.
El regreso de la Pantera Rosa, La Pantera Rosa ataca de nuevo y La venganza de la Pantera Rosa supusieron una traca final para la carrera del cómico británico, un renacer que se vio frustrado con su repentino fallecimiento. La serie de la Pantera Rosa continuó sin él, pero la magia se había disipado en la nada.
Este regreso del inspector Clouseau y del esquizofrénico inspector jefe Dreyfus (todo un hallazgo Herbert Lom) supone un reencuentro con la taquilla y la comedia física sofisticada. Estas entregas no están a la altura de las cintas originales pero tienen excelentes momentos de diversión. Edwards sabe crear gags encadenados y situaciones graciosas, combinados con una cinta de acción, y Sellers está de nuevo genial a pesar de que yo siempre he preferido a Herbert Lom con su desternillante personaje.
Vemos los rostros más maduros de los actores habituales, pelos encanecidos, arrugas en sus frentes, pero siempre una jovialidad en sus corazones en cada una de sus escenas. Es como si se hubieran rejuvenecido de repente cuando ya les daban por muertos y enterados. Un regreso de caras amigas, de personajes entrañables.
La película en sí, aunque en tono menor, es muy agradable de ver y resulta simpática. Todo es bienvenido aunque se eche de menos a Capucine y a David Niven sustituidos por Catherine Schell y Christopher Plummer.
Blake Edwards demostraba que aún no estaba acabado y que tenía cuerda para rato. Para Sellers supuso su canto del cisne, le esperaba uno de sus mejores papeles, Bienvenido Mr. Chance y su triste final cuando aún tenía mucho que aportar.
Salvador Sáinz
