Fuego en el cuerpo fue todo un bombazo en 1981 convirtiendo a sus principales intérpretes en sendos sex symbols, William Hurt y la simpar Kathleen Turner. En dirección Lawrence Kasdan, guionista de algunos filmes de Star Wars, y que se convirtió en un director importante gracias a este título.
La Turner ha sido una gran musa aunque el paso del tiempo la ha perjudicado mucho, pero en sus tiempos fue todo un carácter. Por lo que respecta a la presente cinta la valoramos positivamente aunque tenga un defecto para el cinéfilo empedernido, especie que ya ha visto miles de películas, y que es consciente del mimetismo de la mayor parte de los guiones escritos para filmes llamados comerciales.
En otras palabras que siempre se parecen los unos a los otros y uno tiene la sensación de que siempre nos proyectan la misma película. Su trama de sobada se intuye y se pierde la sorpresa.
El filme de Kasdan tiene otras virtudes, sobretodo la actuación de la pareja protagonista. La Turner está genial y es lástima que la industria de Hollywood no le haya sacado mayor partido.
Las escenas eróticas que tanto dieron que hablar se rodaron con picardía y buen gusto. Escenas memorables como aquella en que la Turner agarra por las bolas a Hurt para arrastrarlo hacia la cama son difíciles de borrar de la memoria.
Toda la acción gira en un verano extremadamente caluroso, estación que incita a la sensualidad y despierta la libido. La trama gira alrededor de la gran atracción física y de sus consecuencias. El sexo puede convertir a una persona en marioneta de otra y ser manipulada sin piedad.
Todo está más que correcto en la película por lo que el tiempo la ha convertido en clásico.
Salvador Sáinz