LA HORA DEL LOBO (1967)

Liv Ullmann e Ingmar Bergman

Un cineasta y su célebre musa que años después saltó al cine de Hollywood. Sin embargo donde su estrella brilló con más fulgor fue en Suecia. Nacida en Tokyo (Japón) y criada en Noruega, Liv Ullman es el rostro más representativo del cine sueco.


La hora del lobo (1967). Título Orig.: Vargtimmen. Director: Ingmar Bergman. Protagonistas: Max von Sydow, Liv Ullmann, Gertrud Fridh, Georg Rydeberg, Erland Josephson, Naima Wifstrand, Ulf Johansson, Gudrun Brost, Bertil Anderberg, Ingrid Thulin, Agda Helin. Productor: Svensk Filmindustri. Música: Lars Johan Werle. Guionista: Ingmar Bergman. Categoría: Drama. Terror. País: SueciA. Duración: 88 min.

"La hora del lobo es el momento entre la noche y la aurora cuando la mayoría de la gente muere, cuando el sueño es más profundo, cuando las pesadillas son más reales, cuando los insomnes se ven acosados por sus mayores temores, cuando los fantasmas y los demonios son más poderosos..."

Ingmar Bergman, La hora del lobo

La Hora del lobo no es de los mejores Bergman, al menos para mi gusto. Su narración es muy espesa, su trazo excesivamente hermético y en la parte final pierde los papeles porque todo se ve algo deslavazado. No obstante un Bergman siempre tiene su arte aunque sea en tono menor, como el que nos ocupa. No es uno de nuestros Bergman favoritos, pero siempre quedan algunos puntos con su dosis de interés.
Nos encontramos con un ambiente cerrado, opresivo. Una isla en la que un escritor trata de aislarse del resto mundo para crear su obra. Está acompañado de su esposa.
Creen estar solos, pero viven también unos seres muy extraños. El ambiente les irá asfixiando. El excesivo hermetismo de Bergman convierte La hora del lobo en un film fallido, es difícil entender lo que ocurre y empatizar con sus personajes.
No quedan demasiado claras sus intenciones. Otros títulos de Bergman nos han interesado más que éste, no se puede pretender que una larga carrera mantenga siempre el mismo nivel. En este caso parece que Bergman se habrá sobrevalorado a sí mismo y que por este motivo se habrá creído que cualquier película de su autoría nos iba a entusiasmar. No es así, sólo nos gusta Bergman cuando su trabajo está a su altura. En otros casos, como el que nos ocupa, nos deja fríos.

Salvador Sáinz