LA VERBENA DE LA PALOMA (1934)

Esta zarzuela está inspirada en las fiestas madrileñas del 15 de agosto, fecha en que se celebra la procesión de la Virgen de la Paloma. Su estreno teatral fue el 17 de febrero de 1894 en el Teatro Apolo de Madrid, con el subtítulo de El boticario y las chulapas y celos mal reprimidos.


La verbena de la Paloma. España. 1934. Duración original: 95 minutos (se conservan 78 minutos. Director: Benito Perojo. Reparto: Miguel Ligero, Roberto Rey, Raquel Rodrigo, Rafael Calvo, Dolores Cortés, Charito Leonís, Sélica Pérez Carpio, Enrique Salvador, Carmela Guerra, Isabel de Miguel. Guión: Benito Perojo, Pedro de Repide, basada en la zarzuela de Ricardo de la Vega. Música: Luis Hernández Bretón. Partitura de Tomás Bretón. Fotografía: Fred Mandel (B&W). Producción: Cifesa.

La verbena de la Paloma ha sido llevada al cine en tres ocasiones hasta el momento. La primera fue en 1921, en cine mudo, dirigida por José Buchs. La segunda versión fue en blanco y negro, en el año 1934, dirigida por Benito Perojo y protagonizada por Raquel Rodrigo y Miguel Ligero, que hizo que se despertara un nuevo interés por dicha obra. La tercera versión cinematográfica fue en 1963, dirigida por José Luis Sáenz de Heredia y protagonizada por Concha Velasco, Vicente Parra, Miguel Ligero, entre otros.
La versión que nos interesa es la de 1934, tal vez la mejor de las tres, aunque en las otras dos haya también algunos puntos interesantes.
En primer lugar debemos lamentar que se hayan perdido unos diecisiete minutos de metaje, pero al menos la copia restaurada de la Filmoteca Nacional si bien no es óptima al menos es digna de agradecimiento. En España se ha maltratado mucho el patrimonio cinematogáfico y a sus creadores, utilizándolos en ocasiones para fines políticos o de imagen pero siempre negándoles el pan y la sal. Muchas películas se han perdido para siempre a causa de la desidia y de la negligencia.
Pero pasemos a la película de Benito Perojo, un gran cineasta que intentó crear una indiustria en nuestro país y aunque no haya ofrecido obras maestras y técnicamente esté lejos de sus colegas de Hollywood, sí son dignas de encomio.
Perojo, el antiguo Peladilla del cine mudo, contó con un millón de las antiguas pesetas para llevar a la pantalla la famosa zarzuela y dotarla de narración cinematográfica, huyendo de la teatralidad. Contrató como decorador al italiano Fernando Mignoni, quien construyó una calle de 500 metros de largo por la que hizo circular un tranvía tirado por caballos, y como operador al alemán Fred Mandel. La película fue rodada en blanco y negro, a excepción de una escena de la aristocracia que lo hizo en Technicolor, pero dicha escena en la actualidad se ha perdido.Se rodó en los Estudios CEA y produjo la mítica productora Cifesa, la Antorcha de los Éxitos.
Es en la escena del baile en la que Perojo muestra la gran diferencia de clases que había en aquel Madrid de finales del siglo XIX en que está ambientada la zarzuela. Esta secuencia parece sacada de contexto, pero teniendo en cuenta que falta parte del metraje no sabemos a ciencia cierta su encaje en el resto del filme.
Sorprende los movimientos de cámara, el montaje sobre todo de las primeras secuencias cuando los invitados a la boda salen de la Iglesia y van a tomar chocolate para celebrarlo, ni siquiera pueden celebrar un banquete porque son de clase modesta. Ahí conocemos a Julián (Roberto Rey) que está dolido por sus relaciones con Susana (Raquel Rodrigo).
Pasamos a conocer a la causa de sus amores y desamores. Susana y su hermana Casta, su tía les busca mejores partidos. Es decir, gente con más recursos económicos. Son dos modistillas muy humildes que desean salir del agujero de la pobreza mediante el matrimonio.
Les ronda Don Hilarión (excelente Miguel Ligero), un boticario solterón (o tal vez viudo, la zarzuela no lo explica) de edad avanzada que bebe los vientos por Susana. La diferencia de edad es abismal, podría ser su abuelo. Mucha gente califica este personaje como un "viejo verde" o en otros casos como un "viejo corrupto", abusa de su posición económica desahogada para conseguir el afecto de unas muchachas demasiado jóvenes para emparejarse con él. Tal vez sea un solitario que desea paliar su soledad de forma ingenua o interesada. En un diálogo posterior entre el vecindario, algunos vecinos encuentran impropio que les ronde un personaje tan "viejo" pero las vecinas opinan lo contrario, atrapar a una persona con posibles parece su objetivo o lo encuentran normal aunque ésta ya esté en la llamada tercera edad.
Miguel Ligero interpreta un personaje de viejo cómico con tal autoridad que lo repitió durante casi toda su vida en otra película, representaciones teatrales y años después en programas de televisión.
Mis escenas preferidas de esta película son la secuencia del Café de Melilla con una cantaora y una bailaora cantando fandangos, mientras el vecindario las escucha desde las ventanas de sus domicilios con una grúa sobre las buhardillas en las que les podemos ver realizando sus tareas o tomando el fresco. Esas imágenes entrañables del antiguo Madrid castizo son lo mejor de todo el  metraje.
Es lástima que en España se desdeñe de forma tan cerril su propia cultura, que se haya dejado morir al género chico que es la zarzuela, que se conciba la opera como un espectáculo elitista cuando fue concebido para públicos populares. Las partituras de los grandes compositores españoles no tienen nada que envidiar a los de otros países, como los estadounidenses. Incluso al contrario. España alcanzó un nivel importante en el terreno musical y en otras artes, aunque en el  cinematógrafo, tal vez por requerí una industria potente, siempre ha estado rezagado.

Salvador Sáinz

Versión 1934: Miguel Ligero con Charito Leonés y Raquel Rodrigo.

Versión 1963, repite Miguel Ligero con Concha Velasco e Irán Eory.