KING KONG (2005)

Peter Jackson


KING KONG. Países: Nueva Zelanda y USA. Año: 2005. Dirección: Peter Jackson. Interpretación: Naomi Watts (Ann Darrow), Jack Black (Carl Denham), Adrien Brody (Jack Driscol), Thomas Kretschmann (Capitán Englehorn), Colin Hanks (Preston), Kyle Chandler (Bruce Baxter), Jamie Bell (Jimmy), Evan Parke (Hayes), Andy Serkis (King Kong/Lumpy, el cocinero). Guión: Fran Walsh, Philippa Boyens y Peter Jackson; basado en el guión original de Merian C. Cooper y Edgar Wallace. Producción: Jan Blenkin, Carolynne Cunningham, Fran Walsh y Peter Jackson. Música: James Newton Howard. Fotografía: Andrew Lesnie. Montaje: Jamie Selkirk. Diseño de producción: Grant Major. Vestuario: Terry Ryan. Duración: 180 min. Género: Acción, aventuras, drama. Estreno en Nueva Zelanda: 13 Dic. 2005. Estreno en España: 14 Diciembre 2005.

Siempre es arriesgado rodar un remake de un clásico cinematográfico porque siempre se tendrá que competir contra un recuerdo, un mito enquistado en el subconsciente del público. Peter Jackson alcanzó su cenit con la trilogía sobre el Señor de los Anillos, tres obras maestras como la copa de un pino, y tres filmes personales que le han proporcionado un lugar de honor en el Olimpo de los creadores del género fantástico.
Por eso es de extrañar que se haya atrevido con King Kong, clásico entre los clásicos,  aunque el público actual es indulgente ante una técnica ya superada en el cine moderno. Aún así su modelo pesa como una losa. Eso no significa desprecio alguno para la versión moderna de Peter Jackson, al menos no hace el ridículo como las producciones de Dino de Laurentiis sobre el tema de la mano de John Guillermin y las torpes incursiones japonesas. Incluso nos atrevemos a decir que este King Kong es una gran película aunque el listón que Jackson ha conseguido con las adaptaciones de las novelas de Tolkien es inalcanzable.
La película tiene numerosos puntos positivos. La ambientación sobre todo, la puesta en escena, la composición de encuadres, el reparto pero con algunos fallos de guión, el personaje de Ann Darrow es demasiado idealista y por ende poco convincente. Eso sí, Naomi Watts está espléndida.
¿Qué algunos fragmentos son increíbles? Naturalmente, estamos ante un film de un género que se llama “fantástico” y ¿qué sería del mismo si no hubiera secuencias increíbles? Nos encontramos al principio con la Gran Depresión de 1929, el crack financiero, que al momento de rodarse en plena bonanza económica nos parecía algo lejano, pero que en 2012 esta percepción ha cambiado porque la crisis actual es tan dura como la de aquella época y por eso empatizamos más con los personajes protagonistas.
Jackson introduce algunas referencias al clásico de los treinta, los cineastas buscan actriz y les responden que Fay Wray está ocupada con un film de la RKO con un tal Merian C. Cooper. Un detalle anecdótico pero simpático.
El director Carl Denham es megalómano, egoísta y poco escrupuloso, incluso se las da de estafador. Ann Darrow pasa hambre, es una actriz en paro que no encuentra trabajo pero que no pierde la dignidad.
Jackson dedica toda una hora larga a los preámbulos, a definir los personajes, incluso los más episódicos, y llegan a una isla tétrica, maloliente y siniestra. No está el número musical del original con aquellos africanos danzando golpeándose el pecho como si fueran gorilas. Encontramos una Isla de la Calavera con una tribu degradada, drogada, condenada a la muerte irremediable. La relación de la rubia con la bestia es distinta al original. Se pretende ser políticamente correcto, por eso la chica no tiene derecho a ser miedosa, como la rubia Fay Wray, la reina del grito, sino que trata de camelarse al simio con piruetas.
Mucha gente considera que la película es una historia de amor, pero yo creo que es una historia de amistad. La chica simpatiza con el simio porque es un noble bruto. King Kong no es tan fiero como le pintan.
Si la parte de la Isla es alucinante, carece del elemento onírico del original. La parte de Nueva York es efectiva. Aquel momento de un público de lentejuelas y alto copete, insensibles a la miseria de su entorno, acude para contemplar un espectáculo morboso sentados plácidamente en su butaca. El simio arranca la cadena, estalla el pánico general. En el original uno de los mejores momentos del cine fantástico, y en la presente versión un momento vibrante aunque carece de la mordacidad del film genuino.
Aunque yo prefiero la trilogía de los anillos, con ese Gollum genial, debo reconocer los múltiples encantos de ese King Kong que algún día será adjetivado como clásico. Ya se sabe que el cine fantástico cuando es de producción reciente es puesto en la picota, pero cuando pasan los años se le etiqueta como clásico. Basta con visitar la hemeroteca y las críticas que recibió el original en los años treinta, no muy diferentes de las que ha recibido la presente versión. Al parecer a los nuevos críticos les molestan los efectos digitales y el nuevo estilo de rodar películas, pero cuando pasen algunos años la percepción cambia, lo novedoso se transforma en clásico y se acepta como algo natural lo que en la actualidad se descomulga sin piedad alguna.

Salvador Sáinz


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