SOY LEYENDA (2007)

Francis Lawrence


SOY LEYENDA. Título original: I am legend. País: USA. Año: 2007. Dirección: Francis Lawrence. Interpretación: Will Smith (Robert Neville), Alice Braga (Anna), Dash Mihok (Macho Alpha), Salli Richardson (Zoë), Willow Smith, Charlie Tahan (Ethan). Guión: Mark Protosevich y Akiva Goldsman; basado en la novela de Richard Matheson. Producción: Akiva Goldsman, James Lassiter, Erwin Stoff, David Heyman y Neal Moritz. Música: James Newton Howard. Fotografía: Andrew Lesnie. Montaje: Wayne Wahrman. Diseño de producción: Naomi Shohan. Vestuario: Michael Kaplan. Duración: 101 min. Género: Drama, ciencia-ficción. Estreno en USA: 14 Diciembre 2007. Estreno en España: 19 Diciembre 2007.

No entiendo porqué la novela de Richard Mathenson ha tenido tan mala suerte en el cine. Yo soy leyenda tiene un excelente punto de partida, se trata de una reflexión sobre la monstruosidad. Los vampiros han conquistado el planeta, sólo queda un ser humano que se pasa el día buscando tumbas para clavar estacas. Pero los nosferatus tratan de acorrarlarlo. “Soy unos monstruos” les dice el humano y los vampiros responden: “¿Monstruos? ¡Tú eres el monstruo! ¿Quién se dedica a asesinarnos por el día?” La reflexión de la novela es obvia, el monstruo es un ser diferente. En un mundo poblado por vampiros, el ser humano es la anomalía, es el “diferente” y por lo tanto es el auténtico monstruo.
Llevado al cine en tres ocasiones, en ninguna de ellas se respeta la obra original: El último hombre sobre la Tierra (1964) con Vincent Price es pobre de producción; El último hombre… vivo (1971) con Charlton Heston tergiversa su argumento, al igual que la reciente Soy leyenda (2007) con Will Smith, sin duda la mejor de las tres.  La versión de 1971 fue machacada por la crítica porque la contaminación del planeta es provocada por una guerra entre dos países comunistas, la República Popular de China y la extinta Unión Soviética, teniendo en cuenta de las simpatías que ciertos críticos tenían hacia el fenecido sistema político  tal aseveración era tratada de blasfemia.
Otras novelas de Richard Mathenson, excelente guionista por cierto de Roger Corman, como el célebre El increíble hombre menguante (1957) de Jack Arnold que es una auténtica obra maestra.
La versión que nos ocupa tiene numerosos puntos de interés. Esos planos de Will Smith en medio de un Nueva York destruido son escalofriantes. Smith fue un actor cargante en sus principios, se pretendía “gracioso” pero resultaba irritante. Como actor dramático es muy superior aunque en alguna secuencia se le va la mano, sobreactúa en exceso.
La película se apoya en su interpretación, es su nombre quien arrastra a los espectadores a las salas, aunque cuando se estrenó en salas yo me temí lo peor al verla en DVD me he sentido atraído por su desarrollo, por su sentido del suspenso que mantiene en vilo al espectador. Ya no nos encontramos ante la típica traca del cine moderno que se excede en los efectos especiales provocando que perdamos el hilo argumental y nos sintamos perdidos. En Soy leyenda hay una historia sólida, aunque hayan utilizado como base la producción fallida de 1971 con Charlton Heston convenientemente modernizada. Resulta curioso que en dicha producción el protagonista era un hombre blanco, como en la novela, que se encuentra a una mujer y a un niño afroamericanos (la palabra “negro” es políticamente incorrecta) mientras que en la versión actual es al revés, el héroe es de “color” y la mujer y el niño blancos.  
Está claro que Soy leyenda es una película de actor, un actor que ya ha madurado su técnica y que está lejos del rapero insustancial de sus primeros años. Smith deja constancia de su profesionalidad en cada plano, es convincente en el papel de científico inteligente y de héroe que arriesga su vida por el bien de la humanidad. Un ser humano que sufre por haber perdido la familia en un accidente desgraciado, que tiene sensibilidad y sentimientos.
Los enemigos, seres contaminados por una misteriosa enfermedad, son terroríficos. Esos personajes son difíciles de construir porque el cine de terror está a un paso del ridículo en cada plano, un mal gesto, un detalle equivocado puede llevar la producción al desastre.
En definitiva, aunque no estemos ante una obra maestra, si estamos ante una buena película que el tiempo convertirá en clásica y que será disfrutada por futuras generaciones como un título modélico.

Salvador Sáinz

ANTERIORES VERSIONES

El último hombre sobre la Tierra (1964)

El último hombre... vivo (1971)


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