EL PRINCIPE VALIENTE (1954)

Príncipe Valiente se publicó por primera vez el 13 de febrero de 1937. Desde entonces hasta 1971 Harold Foster fue el único responsable tanto de los guiones como de la realización gráfica de la obra, en la actualidad se sigue publicando en 300 periódicos estadounidenses aunque con otros ilustradores. Este clásico del comic goza de un sólido prestigio, sobretodo los de la época del creador Foster hasta 1980 a quien han llegado a apodar “El Eisenstein del cómic” por la brillantez de sus planchas y su estilo visual que evidentemente era más que apto para el mundo del cine.
La película presente data de 1954, pero existe otra de 1997 de Anthony Hickox (Las aventuras del Príncipe Valiente) que no obtuvo ningún éxito. Henry Hathaway fue un director de cine de acción quien no goza de un especial prestigio entre la crítica debido a su adscripción al susodicho género, pero sin embargo todo su cine está realizado con honestidad. En su filmografía tenemos Niágara con Marilyn Monroe, célebre por su secuencia del asesinato: Los cuatro hijos de Katie Elder con John Wayne y Dean Martin; El fabuloso mundo del circo, rodada en España;  Valor de ley, un clásico del western en la que John Wayne consiguió un Oscar;  Nevada Smith con Steve McQueen, altamente recomendable; El póker de la muerte con el gran Robert Mitchum. Películas en las que demostró su oficio y valía.
Cuando abordó El Principe Valiente hubo críticos que se sintieron decepcionados por considerar que Hathaway no está a la altura del comic de Foster, pero para mí realizó un gran trabajo contando con la utilización del Cinemascope que en aquel tiempo era una novedad.
Aparte tenemos un buen casting con Janet Leigh y Debra Paget en los principales papeles femeninos; Victor Mclaglen en un insólito papel de vikingo; Donald Crisp como padre de Valiente; Sterling Hayden y James Mason como caballeros feudales, éste último en el rol del malvado traidor, y finalmente Robert Wagner como el famoso príncipe vikingo cristiano.
Sobresale en la película el equilibro entre las escenas íntimas y las de acción, la secuencia del asalto al castillo vikingo es todo un prodigio de montaje y destreza. La lucha final entre Valiente y el villano está muy bien conseguida, aunque la historia de amor entre el héroe y la dulce Aleta es algo superficial.
Desgraciadamente la película no tuvo continuidad y no se rodó más versiones cinematográficas hasta la ya mencionada que fracasó en taquilla por un director grisáceo e impersonal. Hathaway en cambio le supo dar fuerza al relato, centrándose más en la acción donde obtiene sus mejores momentos.

Salvador Sáinz